Mari José López de espaldas en el rellano de su vivienda en el barrio de Pozokoetxe, en Basauri. / leire pérez

Mari José López, una basauritarra de 92 años, evita que un joven que le robó en el portal de su hermana se llevase una cruz y una medalla

Cuando Mari José López hizo hace muchos años «la promesa» de llevar siempre consigo una cruz y un colgante que le habían regalado, juró no deshacerse de él, protegerlo. Por eso, cuando esta semana la mujer de 92 años –que reside en el barrio de Pozokoetxe de Basauri– sufrió un robo a plena luz del día, a las «once de la mañana», no dudó en enfrentarse al presunto ladrón. Le atizó por la espalda «varias veces» con el bastón que le ayuda a caminar, hasta que logró que al joven se le cayesen varias pertenencias. Sorprendido por la reacción, el delincuente salió corriendo y en su precipitada huida perdió parte del botín que había robado. «Estoy fuerte porque he trabajado toda mi vida en el mercado, aunque no sé como Dios me dio fuerza para darle con la cachaba», reconoce a EL CORREO.

Aunque no sale mucho a la calle, ese día se dirigió dando un pequeño paseo a visitar a su hermana, que «también está fastidiada de la salud». Como en otras tantas ocasiones accedió al portal y esperó el ascensor. «Vi a un chico entrar, me adelantó, pero no desconfíe. Sí que pensé la suerte que tenía de poder andar tan ágil porque yo voy muy despacio», comenta. «Yo no subo con nadie en el ascensor, pero le confundí con una persona que reside en el portal, como no me suelo fijar mucho… y creí que ya se había ido a casa por las escaleras, pero se escondió para robarme», lamenta.

Al abrirse la puerta del ascensor el joven aprovechó para pegarle un tirón del cuello. «En cuestión de segundos me arrancó la cadena, pero costó salir, así que le di varios cachavazos en la espalda», recuerda. Contó además con el apoyo de la mujer que en ese momento salía del ascensor, que «se tiró al ladrón». «Se fue corriendo. Le intentaron parar unos señores, pero no pudieron con él y encima por el camino pegó un segundo tirón del cuello a otra señora», recuerda López.

Aunque el joven se llevó la cadena, no consiguió hacerse con las joyas más preciadas. «Cuando las vi en el suelo del portal me dio alegría porque me hubiera dado mucha pena perderlas, más que un recuerdo, es una promesa el tenerlas siempre conmigo», admite.

Mareo

Enfrentarse al ladrón tuvo sus consecuencias. «Del susto me mareé, no me esperaba que me pudiera suceder algo así a plena luz del día. Si me llega a dar un empujón me rompe la cadera», advierte.

En los últimos meses han sido varios los «tirones de cadenas» que han denunciado mujeres mayores de la localidad. No son las únicas víctimas de los amigos de lo ajeno. «A un señor mayor le quitaron un anillo de la mano y también se han dado varios ‘abrazos solidarios’, viene una mujer y te dice que te conoce, pero sólo quiere quitarte lo que llevas encima», lamentan varias personas mayores. «Hace cosa de un mes estaba mirando por la ventana y vi una chica que se bajó de un coche mal aparcado y se puso a tocar a un señor, yo chille que venía la policía y se fue», recuerda otra vecina.

Enlace de origen : Una basauritarra de 92 años se defiende de un ladrón: «No sé cómo Dios me dio fuerzas para darle con la cachaba»