Carlos Macaya (Lérida, 1951) es una referencia mundial en el campo de la cardiología intervencionista. Sus manos han devuelto a la vida a «no menos de 20.000 corazones, seguramente bastantes más», unos infartados (angioplastia) y otros al borde del agotamiento (valvuloplastia).

La Real Academia de Medicina del País Vasco le ha rendido homenaje esta semana con su entrada en la institución como miembro de honor, en un acto celebrado en Bilbao. Otro número uno de la medicina en España, el oncólogo Eduardo Díaz-Rubio (Cádiz, 1946), coordinador en 2003 del Plan Nacional del Cáncer que definió la atención sanitaria de la enfermedad, fue el encargado de glosar en una laudatio la carrera profesional y el perfil humano del especialista catalán. ELCORREOha reunido a los dos expertos para que hablen de los temas de salud y ciencia que están de actualidad. La amenaza de la inteligencia artificial planea sobre un sistema sanitario en crisis. «Ahora, más que nunca, se necesitan médicos humanistas, de los de toda la vida, de los que tocan y escuchan a sus pacientes», se cuentan.

–Eduardo Díaz-Rubio: ¡Qué tal, Carlos! ¿Cómo está su corazón

–Carlos Macaya:Mi corazón está bastante bien, gracias Eduardo. Hay que sentirse feliz, feliz con lo que uno tiene; y entonces tu corazón estará bien. ¿Y usted?

–Díaz-Rubio: También muy bien, gracias. Es curioso, pero estaba pensando que entre las enfermedades que trata usted y las que trato yo fallecen, lamentablemente, dos tercios de la población española. Aún así, los progresos que se han dado en el campo de la cardiología desde el cambio de siglo han sido impresionantes. Son ustedes un ejemplo del que los oncólogos tenemos que aprender.

«Sedentarismo y obesidad son nuestros desafíos; el médico del futuro llevará siempre una cinta métrica»

Eduardo Díaz-Rubio

Oncólogo


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–Macaya: Pues… no había caído en esa estadística. La medicina en general ha avanzado muchísimo en las dos últimas décadas, pero los pilares fundamentales sobre los que los médicos tenemos que actuar siguen siendo los mismos. La dieta, el ejercicio físico, el tabaquismo… los hábitos de vida saludables.

–Díaz-Rubio: Para mí, las dos amenazas que tenemos que afrontar desde el ámbito de la salud son el sedentarismo y el exceso de peso, tanto la obesidad como el sobrepeso. No tengo ninguna duda de que el médico del futuro tendrá que ir siempre con una cinta métrica encima para medir la cintura de sus pacientes.

–Macaya:Fíjese si es importante todo esto de la dieta y el ejercicio que no hay viejos gordos. Piénselo bien y mire a su alrededor. Las personas de mayor edad no lo son porque los gordos se mueren antes; y todas estas medidas de prevención son aplicables no sólo al ámbito de la cardiología, sino al suyo también, el de la oncología.

–Díaz-Rubio:En los últimos años nos hemos encontrado con un desafío añadido, que ha sido la pandemia de covid, que provocó la suspensión de cirugías programadas y de los planes de detección precoz. También es cierto que muchos pacientes evitaron los hospitales para no contagiarse. Ahora, por ello, estamos detectando tumores en estados avanzados como los que no habíamos visto en tiempo. Todo esto impactará durante años en la curva de supervivencia por cáncer. Supongo que en Cardiología, como en todas las especialidades, se ha vivido una situación similar.

–Macaya: ¡Claro! Todo el sistema sanitario se volcó en el covid y en todas las especialidades hubo desatención. Nosotros atendimos la mitad de infartos y todos en peor situación de lo habitual. ¡Un 50%! Una barbaridad. Algunos se atrevieron a decir, como explicación, que como no se trabajaba no había estrés laboral; y al no haber circulación, tampoco polución. Cuando esto se analizó en profundidad se descubrió la verdad. La gente pasó los infartos en su casa o en la calle y hubo muchísima más mortalidad domiciliaria.

La crisis de la Atención Primaria

–Díaz-Rubio: Afortunadamente estamos recuperando, poco a poco, el camino perdido. Tenemos un sistema de salud excelente, pero también creo que ha llegado el momento de organizarlo mejor. El Sistema Nacional de Salud es básico para el bienestar de la sociedad y para el bienestar individual. Pero tiene que adaptarse a los nuevos tiempos. No creo que esté en crisis, como suele decirse, pero sí que hacen falta nuevas inversiones y convenios con la medicina privada. ¿Qué le parece a usted?

–Macaya: Yo lo veo con preocupación, especialmente en algunas comunidades con un alto doble aseguramiento (público/privado). En Madrid, por ejemplo, hay más de tres millones de pólizas. La red privada está aliviando la presión real de la seguridad pública. Ha habido gobiernos autonómicos que han trabajado más que otros, pero el Sistema Nacional de Salud en general no ha evolucionado como debiera. Tiene retos importantes. Me preocupa y mucho, especialmente la medicina de familia, la Atención Primaria.

«La mejor medida de salud es sentirse feliz, feliz con lo que uno tiene; y entonces tu corazón estará bien»

Carlos Macaya

intervencionista


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–E. D-R: Que afecta a las urgencias hospitalarias…

–Macaya: Sí, porque si falla la Primaria, lógicamente, la gente va a las Urgencias, y eso amenaza con convertir los hospitales en centros de salud. Es ahí donde está el problema, que ha de resolverse en la medicina general.

Jubilar el conocimiento

–Díaz-Rubio: Un tema que ahora está muy de moda es el de la inteligencia artificial, y si nos sustituirá a los médicos… Mi opinión, fíjese, es que va a ser muy positiva.En cierto modo, hace mucho tiempo que en medicina utilizamos algoritmos. Disponer de bases de datos con la información de millones de pacientes del mundo mejorará las técnicas de diagnóstico, la radiología, los escáner, resonancias magnéticas…

–Macaya: No hay razón para preocuparse. No, no, no… La inteligencia artificial está ahora un poco inflada. No va a eliminar nada. En cardiología viene utilizándose desde hace años. Los electrocardiogramas, que todos conocemos, se interpretan de forma automática mediante algoritmos, que ayudan, sirven de apoyo. La inteligencia artificial evitará mucha habilidad administrativa, pero las decisiones las tomará siempre un médico.

80% de los infartos de corazón e ictus serían evitables con dieta sana, ejercicio y sin tabaco.

–Díaz-Rubio: Creo que, ahora más que nunca, hay que recuperar la figura del médico humanista, el de toda la vida, que toca y escucha a la persona. Un médico que tenga empatía, que ayude a llevar la enfermedad no solo al paciente, sino a todo su entorno. Ese médico lo tenemos que recuperar y no está reñido con el desarrollo de la inteligencia artificial.

–Macaya: Quería decirle algo. Ingresar en la Real Academia de Medicina del País Vasco es un honor, que me hace sentir apreciado. Que haya participado usted en esto es un plus. Porque estoy orgulloso de nuestro trabajo juntos en la Universidad y el Hospital Clínico de Madrid, y porque, además, como sabe, su hermano mayor, Manuel, fue mi mentor. Gracias.

–Díaz-Rubio: Es usted una referencia mundial. Es una pena que en este país, profesionales con mucho conocimiento, que aún tenemos mucho que aportar, nos retiren a los 70 años o te dejen como emérito. Un talento como el suyo no se puede desperdiciar.

«Viviremos más de 90 años, pero muchos de ellos con enfermedad»

Macaya y Díaz Rubio hablan de prevención y de futuro.

–Díaz-Rubio: Ahora se habla cada vez más de que si la carne, el chuletón… Como decía Francisco Grande Covián, uno de los grandes nutricionistas de España, hay que comer un poquito de todo y no demasiado de nada.

–Macaya: El chuletón está muy rico. Y un asado de cordero y el cochinillo, ¿por qué no? Yo no demonizaría nada. Tampoco pasa nada por comerse un día unos huevos fritos con chorizo o incluso disfrutar de un queso curado. No se lo prohibo a mis pacientes. Pero hay que elegir una sola cosa un día a la semana. Lo que no puede ser es el lunes chuletón, el martes, cochinillo…

–Díaz-Rubio: Y ejercicio.

–Macaya: ¡Claro, claro! Hay que moverse. Evitar el sedentarismo es fundamental. El problema en cardiología son las personas de 35 a 60 años con mucha actividad laboral, que se creen invulnerables. Pero el sedentarismo de los jóvenes de ahora, con tanta tableta y tanto móvil, también es una auténtica amenaza de salud; muy preocupante, más que los jubilados, que se ejercitan y andan mucho en bicicleta.

–Díaz-Rubio: Hay que prevenir, pero por suerte, en oncología vivimos años muy esperanzadores. Los tumores seguirán creciendo, pero las campañas de cribado y los avances terapéuticos nos permitirán curar la mayoría de ellos, si se detectan a tiempo.

–Macaya: Ocurre parecido en cardiología. El problema es que el ser humano va a vivir más de 90 años y eso supondrá vivir una gran parte del tiempo expuestos a la enfermedad. Tenemos por delante una tarea cada vez más difícil.

Enlace de origen : Infarto y cáncer, una charla entre un oncólogo y cardíologo