Julio Arrieta

En una carta fechada el 25 abril de 1913 la logia La Caridad nº 273 de Bilbao comunicaba la muerte de uno de sus miembros al Grande Oriente Español (GOE), la obediencia –o federación de logias– de la que formaba parte. «Tenemos el sentimiento de participaros de la pérdida de nuestro Querido Hermano José Díaz Arruabarrena, nombre simbólico Krüger. Este malogrado hermano naufragó dos veces, sucumbiendo en el vapor Astillero con matrícula de Santander, que le había recogido procedente del naufragio del vapor Paulina, ambos barcos de la misma compañía. Cuando regresaba a su puerto de destino, chocó con un velero inglés en el canal de la Mancha, desapareciendo en unión de 21 compañeros más, que el Gran Arquitecto Del Universo le haya acogido en su seno por creerle merecedor de tal gracia». Esta es una de las misivas que se conservan de aquella logia bilbaína, probablemente la más importante de las que contó Bizkaia a finales del siglo XIX y principios del XX, y refleja una de las características llamativas de la masonería vasca de entonces: la presencia notable entre sus filas de marinos o personas vinculadas con el mundo naval.

«El País Vasco fue una de las zonas españolas en donde la masonería tuvo menos implantación», escribe el historiador Jon Penche González en el artículo ‘Masonería y republicanismo en Bilbao’. «Si bien tanto en San Sebastián como en Vitoria las primeras logias datan de comienzos del siglo XIX a consecuencia de la invasión francesa, la llegada de la masonería a Bilbao se sitúa a comienzos del reinado de Isabel II, cuando, concretamente en 1839, la logia La Vigilancia se acogió dentro del Grande Oriente Nacional de España (GONE), en un momento en el que la masonería española se estaba reorganizando tras la persecución sufrida bajo el reinado de Fernando VII».

De 1868 a 1939 existieron 19 logias en Bizkaia, dependientes de hasta siete obediencias. La mayoría de estos talleres tuvieron su sede en Bilbao, aunque también los hubo en otras localidades, como Portugalete y Bermeo. En todas estas logias se practicó el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, predominante entonces en España, salvo en una, Luz del Nervión nº 141, en activo en 1895, que trabajaba en el rito de Menfis Mizraim, que forma parte de los llamados ritos masónicos egipcios.

«Por profesiones, podemos dividir a la masonería vizcaína en dos épocas bien definidas», detallan Xabier Gómez y Pedromari de Zubiaga en el libro ‘La Masonería en Bizkaia’. «En la primera, a finales del siglo XIX y principios del XX, contamos con la presencia de unos diez artistas líricos, tenores de ópera, tiples y tenores de zarzuela y un director de orquesta, numerosos marinos, maquinistas navales, pilotos y capitanes mercantes, empleados, libreros, propietarios e industriales. En la segunda época, la más cercana a la guerra civil, las logias se nutren de políticos y militares, casi todos afines a las ideas republicanas».

En pisos y trastiendas

La naturaleza de los locales en los que trabajaban estas logias se aleja mucho de la leyenda y nada tiene que ver con misteriosos recintos subterráneos como el que se ve en la escena de la iniciación en la película ‘From Hell’ (2001), de los hermanos Hughes. Los masones bilbaínos se reunían en viviendas, locales prestados –en algún caso por una iglesia evangélica– o trastiendas. Como la de la sastrería el Águila Real, sede de la Logia Puritanos nº 277, que no debía de tener muchos recursos, porque usaba el papel sellado del comercio para escribir sus actas y correspondencia.

Iniciados célebres

Entre los masones vizcaínos célebres figuran el empresario e importante figura del republicanismo bilbaíno Cosme Echevarrieta (1842-1903), su socio Bernabé Larrinaga (1832-1892), alcalde de Bilbao en 1873; el industrial e impulsor del ciclismo Cándido Palomo (1856-1926); y el poeta, periodista, escritor y político durangués Tomás Meabe (1879-1915), fundador de las Juventudes Socialistas de España.

En una institución que era exclusivamente masculina, llama la atención la presencia de mujeres en las logias bilbaínas. En el acta fundacional de la Logia Luz de Vizcaya nº 62 figura Nicolasa Casamayor, que usaba como nombre simbólico el de Mariana Pineda y de la que no ha quedado más información.

Gracias a la fama de la que disfrutó a finales del siglo XIX y principios del XX, más rastro dejó la cantante sevillana de zarzuela cómica Concepción Cubas Rueda, más conocida como Concha Cubas. Habitual en la cartelera del Campos Elíseos, siempre merecedora de «cariñosas salvas de aplausos» según la prensa de la época, en 1904 formaba parte de la Logia Caridad nº 200 con el nombre simbólico de Juana de Arco y con el grado 18. En el mismo listado de miembros que ella figura su marido, el actor navarro Miguel Las Santas, que fallecería en 1918 en Castejón. Concha Cubas no tuvo un final feliz: el 24 de febrero de 1933 ‘El Heraldo de Madrid’ publicaba que «dicha artista, hace ya años retirada, en la actualidad, sin ningún medio económico, vive en la más angustiosa penuria».

La presencia de mujeres en las logias no era un fenómeno solo vizcaíno. En ‘La masonería femenina en España’, Rosa Elvira Presmanes explica que fueron «numerosos los talleres que contaron en sus cuadros lógicos con mujeres iniciadas bajo rituales masculinos». Y esto «a pesar de la prohibición que pesaba en cuanto a tener mujeres en las logias masculinas».

El interés de las mujeres por esta actividad social, que acabó resultando imparable, llevó a crear la llamada Masonería de adopción de señoras, logias formadas por mujeres bajo la tutela de masones varones. Después llegarían las logias organizadas en pie de igualdad por parte de la Orden Masónica Mixta Internacional El Derecho Humano, fundada a partir de 1893 en Francia por la escritora, periodista y pionera del feminismo María Deraismes. Un triángulo –paso previo al establecimiento de una logia– de esta tendencia se formó en Bilbao en 1926. Entre sus fundadores estaba una mujer, la teósofa asturiana Sofía Garro de Velasco, que por su actividad tendría que exiliarse a México al acabar la guerra civil, en junio de 1939.

Enlace de origen : Masones... y masonas de Bilbao