Una película de Netflix revive la historia de este anarquista navarro exiliado en Francia que robaba bancos mientras seguía trabajando en el andamio

«Pegué, asusté, pero nunca apreté el gatillo. Por eso cuando encontramos la solución de las falsificaciones, aquello ya no era trabajo, era placer…». Lucio Urtubia contaba hace siete años a Jordi Évole en ‘Salvados’ cómo halló, para gran alivio suyo y el de sus compinches, una forma alternativa de robar -expropiar, prefería decir- bancos.

Este
anarquista navarro, nacido en Cascante en 1931, fue durante más de 20 años el terror de las entidades financieras en Francia: al First National City Bank, uno de las más importantes del mundo en aquellos tiempos -actualmente el Citibank-, lo puso contra las cuerdas Urtubia.

El método consistía en el cobro masivo de cheques de viajes falsificados, que se podían comprar en la sucursal de un banco para después cobrarlos en cualquier parte del mundo en la que operara la entidad financiera. Urtubia compró algunos de estos cheques utilizando documentación falsa y los replicó.

Las falsificaciones pasaban a circular por todo el mundo y eran cobrados casi simultáneamente. Así hizo perder unos 20 millones de dólares al First National City Bank de 20 millones de dólares. Hasta que el 1980 fue detenido y enviado a la prisión parisina de La Santé.

Sin embargo, los cheques falsos seguían en circulación, cobrándose por todo el mundo. Para detener esta sangría la entidad financiera no tuvo más remedio que pactar extrajudicialmente con Urtubia una retirada de los cargos.

«Me orinaba en los pantalones»

Antes de encontrar la gallina de los huevos de oro que suponían las falsificaciones, Urtubia y sus amigos anarquistas desvalijaban bancos a punta de pistola y metralleta, una situación que le angustiaba profundamente. «No olvido que en aquella época cuando iba a ‘expropiar’ me orinaba en el pantalón», le confesaba a Évole.

Urtubia repartía los botines entre las diversas causas con las que simpatizaba: tupamaros, montoneros y otros movimientos revolucionarios y de guerrilla. «Fue un idealista, una persona con ideales y convicciones firmes», sostiene Javier Ruiz Caldera, director que acaba de llevar a las pantallas -se estrenó el 30 de noviembre en Netflix-
‘Un hombre de acción’.

La película cuenta la azarosa vida de este anarquista navarro, que se exilió a Francia en 1954 huyendo de un régimen que le perseguía por su actividad como autor de pequeños hurtos y contrabandista. En el país vecino encontró trabajo como albañil. Él mismo presumía de no haber faltado ni un día al andamio. Lo que no le impidió establecer contactos con los diversos grupos de exiliados españoles y anarquistas radicados en Francia. De hecho, una de las primeras cosas que hizo al llegar allí fue inscribirse en las Juventudes Libertarias.

Su loca propuesta al Ché Guevara

También protagonizó episodios un tanto rocambolescos, como el que le llevó a proponer al mismísimo Ché Guevara introducir de forma masiva dólares falsos en Estados Unidos para desequilibrar la economía del país.

Urtubia siempre defendió que él no robaba, «expropiaba». Y se acogía al viejo dicho de que «quien roba a un ladrón, tiene cien años de perdón». «Es un honor expropiar a un banco», presumía. Si la mayoría de la gente no lo hace, pensaba, era «porque no pueden y no saben».

Su vida de película fue, según Ruiz Caldera, «la lucha de una pulga contra elefantes». Y quedó escrita en dos libros de memorias: ‘La revolución por el tejado y ‘Mi utopía vidida». Urtubia falleció en París el 18 de julio de 2020 a los 89 años de edad.

Enlace de origen : El Robin Hood español que era albañil y casi arruina el banco más importante del mundo