Veintiun años después del desastre del Prestige, Galicia vuelve a ser escenario de otra tragedia medioambiental. Un paseo por algunas de sus playas basta para comprobarlo. Miles de bolas minúsculas de plástico se mezclan con la arena e intoxican el ecosistema marino. Empezó en la comarca de Barbanza a mediados de diciembre, y se extienden ya hasta la zona de Oleiros y Outes, y la Mariña de Lugo.

El culpable es ‘Tocano’, un buque que navegaba por aguas portuguesas cuando perdió parte de la carga. No se sabe si fue un contenedor o varios, pero el resultado es esta marea de plástico que está contaminando la maltrecha costa gallega ante la pasividad de las administraciones. Grupos de voluntarios llevan semanas intentando recoger los pellets, que tiene un tamaño inferior a 5 milímetros.

El material, que se usa en diferentes procesos industriales, iba embalado en bolsas, pero durante el incidente, se desgarraron y las corrientes marinas han hecho el resto. Se desconoce la cifra exacta de sacos perdida, pero de momento se han hallado al menos 52 intactos. Cada uno pesa quince kilos.

De Galicia a Madrid

Los ecologistas están en pie de guerra y han logrado que este viernes la Xunta activara el nivel uno del Plan Territorial de Contingencias por Contaminación Marina Accidental. La empresa Tragsa ha movilizado a varias cuadrillas para limpiar las playas en colaboración con los ayuntamientos afectados, «que son los que tienen que hacer esas tareas de limpieza en sus arenales», según el conselleiro de Mar, Alfonso Villares.


Grupos de voluntarios acuden cada día a la costa a recoger los residuos como pueden.


Agencias

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Sin embargo, la decisión del gobierno gallego llega algo tarde puesto que el pasado 20 de diciembre ya recibió notificación de lo que se avecinaba. Entonces, el jefe de servicio de Salvamento Marítimo de Fisterra comunicó al subdirector de Gardacostas de la riada de pellets que estaban a punto da arribar. La Consejería de Villares, sin embargo, asegura que los mensajes los recibió entre el 3 y el 4 de enero por medio de correos electrónicos. Para entonces, los medios gallegos ya estaban contando lo que ocurría.

La ministra de Transición Ecológica de Sánchez, Teresa Ribera, se ha ofrecido a ayudar a la Xunta a gestionar el incidente, un gesto que, sin embargo, no alivia la crisis medioambiental. Mientras se suceden las conversaciones, las declaraciones y los emails, las esferas de plástico siguen contaminando la costa y la fauna y flora marina.

Del mar al plato

Y lo que es peor, acabará llegando a nuestros platos, como ya ocurre con la contaminación marina por microplásticos. En 2017, unos científicos belgas calcularon que los aficionados a los mejillones podrían comer hasta 11.000 partículas de plástico en un año. Otros informes habla de que cada semana nos ‘comemos’ el equivalente al peso de una tarjeta de crédito.

Nos pasará factura, y no solo en el terreno económico. Según un estudio de la Universidad de Medicina de Viena, publicado en 2022, el microplástico ingerido supone un riesgo para la salud, sobre todo en personas con enfermedades crónicas, como la diabetes, la obesidad o la hepatitis.

Enlace de origen : El segundo 'Prestige' de Galicia: millones de microesferas de plástico inundan la costa